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La injerencia de la USAID nos obliga a recrudecer el diálogo

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Los Aldeanos en concierto

Los Aldeanos en concierto

Por Alexei Padilla, especial para ¨La Chiringa de Cuba¨

El reportaje de Associated Press que revela los vínculos de un contratista de la USAID con los integrantes del dúo de rap Los Aldeanos, es un nuevo capítulo de una serie que incluye otros episodios no menos espectaculares, como el de las plataformas Zunzuneo y la misión encubierta que Allan Gross intentó cumplir en Cuba.

El sitio web Cubadebate no solo fue pionero en la publicación del notición, sino que propició un rico e interesante intercambio. En la noche de ayer, podían contarse casi 149 comentarios en ese portal digital. Es obvio que la moderación del sitio favorece que la confrontación de criterios supere al trueque de ofensas personales.

A pesar de que medios foráneos ignoren los avances de Cuba en términos de libertad de expresión y los de dentro no visibilicen las voces discordantes, la discusión entre los internautas evidenció la pluralidad política presente en nuestra sociedad y la civilidad que han alcanzado los cubanos a la hora de debatir sobre temas controversiales en plataformas online.

Después del primer impacto y de dormir un poco conviene observar con cabeza fría el interés de AP en denunciar el fiasco de los programas de la USAID en Cuba, los sucesivos editoriales del New York Times, la presencia de Ernesto Londoño (editor de ese rotativo) en Cuba hace un par de semanas, parecen establecer una regularidad, un hilo a seguir. Debemos entonces estar listos para leer entre líneas.

Sorprende el acceso que tiene la AP a documentos que recogen hasta al mínimo detalle de las acciones que la USAID desarrolla en la Mayor de la Antillas. El gobierno norteamericano parece no estar preocupado con que el conocimiento público de esos planes conspirativos levante cuestionamientos sobre la manera en que es empleado el dinero de los contribuyentes, y que la alarma que esto provoca en las autoridades cubanas arriesgue el desenvolvimiento de presentes y futuras intervenciones.

Discrepo con los que aprovechan lo divulgado para hacer realizar juicios anticipados a partir de lo presentado por una agencia de prensa que no es referenciada cuando se trata de otros acontecimientos internos, como la elección en Caibarién de José Agustín Hernández González, (Adela) como el primer transexual delegado del Poder Popular, y la publicación del estudio “Algunas claves para pensar la pobreza en Cuba desde la mirada de jóvenes investigadores” donde se reconoce que como nación tenemos la obligación  moral de reducir una pobreza del 25 por ciento.

No valen aquí las fútiles comparaciones entre los pobres de aquí y los allá. Sea donde sea el rostro de la pobreza provoca las mismas emociones. Hasta Silvio Rodríguez expresó su sorpresa al saber de lo jodida que está la cosa para muchas personas.

A pesar de lo dicho en el último congreso de la Unión de Periodistas y de los frecuentes encuentros con Díaz Canel, el criterio de noticiabilidad  del monopolio mediático cubano nos aleja tanto de la realidad que ya casi ni lo necesitamos para entender lo que pasa. Obviamente hay excepciones bien conocidas por todos.

Viene de nuevo a mi mente la imagen de la prensa que tenemos cuando recuerdo que fue un periodista francés (Salim Lamrani), quien se robó la iniciativa y se sentó a intercambiar ideas con Yoani Sánchez.

El pensamiento martiano nos alerta de lo que aún nos falta para construir un país “Con todos y para el bien de todos”. Por medio del diálogo y en un contexto mucho más complejo en el que también estaba en juego la independencia de Cuba, un hombre de saco raído y zapatos remendados, consiguió superar las rencillas personales entre los principales generales de la guerra grande y organizar el grito libertario de 1895.

Martí fue de los pocos que nunca irrespetó ni a su peor enemigo, y recibió desde ofensas hasta intentos de acabar con su vida. Desde el ya lejano siglo XIX, nos reafirma una lección algunos han olvidado: la unidad no se impone, existe a través del diálogo si es verdadera.

Así lo entendió el propio Fidel Castro cuando en 1958 se tornó Comandante en Jefe de un movimiento insurreccional en el que convergían todo tipo de tendencias políticas y posiciones ideológicas.

 La unidad no se fomenta por medio de una alineación incondicional al gobierno y al Partido, y mucho menos interpretando de toda escena de disenso con una mentalidad de plaza sitiada. Aquella expresión partidista: “aquí no hay términos medios” es la versión de “Están conmigo o están con  los terroristas”, perteneciente a la colección de frases idiotas de George W. Bush.

La tentativa del gobierno estadounidense de penetrar al movimiento hip hop, en general y a Los Aldeanos, en particular, nos confirma todo eso. Por eso es que debe combatirse con inteligencia y desconsiderar los llamados a encender las hogueras provenientes del sector fundamentalista, que no esconden su extemporánea postura estalinista. Para ellos el socialismo sobrevivirá en estado de sitio, mas como diría el trovador Erick Sánchez, no se vive tanto en cuarentena.

Afirmo que después del obstinado interés de Estados Unidos en destruir el sistema político y social de Cuba, es la intolerancia y la falta de diálogo lo que propicia que cada expresión de disenso se torne atractiva para los que pretenden destruir al proceso revolucionario.

Somos capaces de facilitar que las FARC y el gobierno colombiano se sienten a negociar en La Habana el fin del conflicto que por más de 50 años ha desangrado al país sudamericano, y al mismo tiempo somos incapaces de resolver nuestros sobre la base del diálogo.

Aún con ciertas reservas de estilo,  debemos reconocer que el discurso de Los Aldeanos es solo una muestra de la inconformidad abierta o solapada de una parte de la juventud cubana. Unos cantan y otros sencillamente, emigran buscando a la prosperidad que su país no puede brindarles.  Las razones del descontento la sabemos todos, lo que ignoramos son las acciones para superarlas.

Es cierto también que la agresividad de sus letras llegan al irrespeto y los lejos de proponer un diálogo, los hacen caer en las mismas posturas que tanto le critican al gobierno y la policía. ¿Por qué ofender a un policía que tan hijo del pueblo como ellos mismos y cuyo apego a la profesión tal vez le impide decirles abiertamente, ustedes tienen razón en lo que dicen?

Ningún sistema político sólido y apoyado por la mayoría se tambalea por las críticas que emergen de sus propias contradicciones y deudas sociales irresueltas. Algunos ven en proyectos como el de Los Aldeanos una preocupación porque no imaginan un país donde los que así lo deseen puedan expresar sus disentimientos, libremente y en igualdad de condiciones. A ellos hay que recordarles que la  génesis de Aldo y El B nada tiene que ver con los grupos de oposición articulados y financiados desde Miami, y el cómo y por quién es una historia tan conocida que no es preciso reiterarla, porque hasta en Ecured aparece.

Esta nueva entrega detectivesca de AP involucra a Silvio Rodríguez, quien parece reafirmarse como “el santo intercesor” de los artistas en líos. Silvio tiene autoridad moral porque sufrió en carne propia la censura de los que veían en el desenfado y el cabello largo un potencial bastión contrarrevolucionario.

De hecho, la influencia del cantautor fue decisiva para que el Instituto Cubano de la Música levantara la absurda sanción que dejaba sin trabajo a Robertico Carcasés, el mismo que durante un concierto dedicado a Los Cinco y presidido por Díaz Canel pidió a viva voz la legalización de la marihuana y la elección del presidente por el voto directo de los ciudadanos.

Si Los Aldeanos recibían o no dinero de la USAID, debe mantenernos alertas pero ha de desviarse el foco de aquello que debe ser nuestra principal preocupación. Recordemos a casi 9 años de que Fidel Castro delegara el poder, las reformas de Raúl intentan dotar de competencia y credibilidad al modelo económico que será la garantía concreta y tal vez la única para que el “socialismo próspero y sustentable” pase del eslogan propagandístico a la realidad concreta.

Se han avanzado en varios frentes pero aún no percibimos que nos estemos acercando a la superación de una incertidumbre que ya dura 23 largos años. De fracasar este intento, no habrá ideología de masa ni líderes venidos de la Sierra que impidan el remake de los días finales de la experiencia soviética. Con bloqueo o sin bloqueo, o prosperamos o perecemos.

Ayer El Nuevo Herald publicó las declaraciones de Aldo Rodríguez, negando que haya aceptado dinero del gobierno norteamericano. Esperamos que la prensa nacional le otorgue a Aldo el derecho a la réplica con el mismo entusiasmo que reprodujo el reportaje de AP.

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